Un vicio, una locura.
Compones una vez y necesitas más y más. Eso dicen.
Yo solo he compuesto una canción y aún sigo con la pequeña euforia en la boca del estómago. Creí que no era capaz. Me había sentado días con la guitarra sobre mis piernas a intentar crear algo nuevo. Pero las sucesiones de acordes me eran todas conocidas, eran canciones con dueño y nombre.
¿Cómo crear una canción si rondan mil y una por tu cabeza?
Pink Floyd, Green Day, Nirvana, Simple Plan... tantos ritmos, tantas letras, tantos acordes. Tantas combinaciones. ¿Se acabarán algún día? ¿Morirá la música alguna vez?
Espero que no, que si componer es un vicio, en breve necesitaré más.
Ocurrió de repente. Volvía a casa en tren. Siempre me siento junto a la ventana para mirar el paisaje. Normalmente, mi cabeza vuela entre pensamientos y llego a la estación sin saber decir qué he visto, porque realmente no he visto. Pero ese día estaba demasiado cansada y distante para pensar, pensar no es sano.
Con la cabeza apoyada en el cristal, dediqué el viaje a mirar como las luces de la noche hacían figuras en el cristal del tren, a mirar una sucesión danzante de imágenes distorsionadas por la velocidad y la superficie del cristal; mientras una música las acompañaba en mi cabeza.
Una música.
Una música que no había oído antes.
¿Qué es esto? ¿Qué me pasa?
Luché por mantener la melodía en mi cabeza. Primero la letra de una canción que no existía y ahora existe. Poco a poco, una melodía la acompañaba. ¿En serio? ¿Estoy.... componiendo? ¿Mentalmente?
Apunté los fragmentos de letra que volaban por el aire, atrapándolos en tinta. Ya eran míos. Bajé del tren y caminé hasta mi casa tarareando la canción. No quería dejarla escapar. La repetí en mi mente tantas veces como hizo falta.
Con la guitarra sobre mis piernas, compuse. Fue mágico, como si mis manos fueran un simple conector entre ella y mi mente. La noche del domingo compuse mi primera canción.
Dicen que engancha, que necesitaré más. Ojalá sea así, porque quiero vivir la experiencia de nuevo. La experiencia de sentir música dentro de mí y hacerla realidad. He aprendido a esperar, a que ella llegará sola. No puedes buscar la inspiración, ella te busca a ti.
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