En el intercambio hemos aprendido muchas cosas sobre las personas de los diferentes países.
Las chicas finlandesas nos contaban que allí las relaciones sociales son escasas. La gente es muy cerrada y si, por ejemplo, comienzas a hablar con alguien en el autobús, te miran raro y te ignoran. Son sus normas no-escritas.
Una de ellas me explicó que si voy a Finlandia, habrá un grupo de chicos que intentará acercarse a mí y que yo debo decirles "Dejadme en paz". Pero yo quiero socializarme y esas cosas.
Y los polacos, a pesar de tener fama de ser los más cerrados, resultaron ser muy sociables y divertidos. Su inglés no era el mejor de todos, pero al final, conseguíamos comunicarnos.
Los dos Patryk fueron los más cercanos. Uno de ellos decía estar por mí y resultaba un poco incómodo. Me regaló una de sus dos chapas de militar.
La compañera de Rocío, Weronica, era muy muy maja, y a Adam lo convencimos el primer día de que su nombre en español era Paco, por lo que su saludo pasó a ser Ola k ase, me llamo Paco.
Los chipriotas eran como nosotros, completamente. Cercanos, charlatanes y sarcásticos. Charris tuvo que irse un día antes porque iba a participar en una olimpiada de biología que, por cierto, ha ganado y tiene que viajar fuera de Chipre para la siguiente fase. Por otro lado, Georgos resulta que quiere estudiar ingeniería espacial, carrera que llevo un tiempo planteándome. Y las chicas majísimas también, enseñándome a decir insultos en griego.
Conclusión... ha sido una semana fantástica, conociendo a gente maravillosa, compartiendo charlas de crítica social con Ana Luengo, aprendiendo a insultar en griego y pasándolo muy bien.
Si tenéis la oportunidad de participar en un intercambio... de verdad, aprovechadla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario