Ayer habría cumplido 115 años.
Lorca era poeta, dramaturgo y prosista, de la Generación del 27.
Su poesía, muy destacada, se puede dividir en poesía de juventud y de plenitud. De juventud escribió Impresiones y paisajes, y Libro de poemas, donde hablaba de un amor sin esperanza.
En su plenitud escribió muchas obras, la mayoría con un sentido trágico de la vida.
A mí, la que más me llama la atención es la poesía que escribió sobre Nueva York, trágica, con una visión de pesadilla y desolación.
Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato.
Debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero.
Debajo de las sumas, un río de sangre tierna;
un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas, lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría,
lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.
He venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas,
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozar afilando la navaja
o asesinar a los perros en las alucinantes cacerías
que resistir en la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre,
y los trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes.
Los patos y las palomas
y los cerdos y los corderos
ponen sus gotas de sangre
debajo de las multiplicaciones;
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas
llenan de dolor el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible
que levanta sus montes de cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de los taladros.
Os escupo en la cara.
La otra mitad me escucha
devorando, cantando, volando en su pureza
como los niños en las porterías
que llevan frágiles palitos
a los huecos donde se oxidan
las antenas de los insectos.
No es el infierno, es la calle.
No es la muerte, es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasibles
en la patita de ese gato quebrada por el automóvil,
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer, ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre?
No, no; yo denuncio,
yo denuncio la conjura
de estas desiertas oficinas
que no radian las agonías,
que borran los programas de la selva,
y me ofrezco a ser comido por las vacas estrujadas
cuando sus gritos llenan el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
Insisto en que me llama la atención, pero no me gusta.
No creo que sea por lo trágico, ya que me encanta Quevedo y su forma de visualizar la muerte.
Creo que es porque me parece muy ruda. No me gusta las palabras que utiliza, ni algunas de las expresiones ni la cantidad de datos que da. Además, no llego a comprenderla del todo. Sé que es una crítica a Nueva York, con una visión trágica y de pesimismo, pero hay cosas a las que no le veo sentido alguno. Teniendo en cuenta que la poesía de Lorca tiende a ser surrealista imagino que es normal, pero no me gusta el hecho de no poder encontrar un sentido.
Vacas estrujadas.
Me he leído otra relacionada con NY: Danza de la muerte. Y me pasa lo mismo...
Sin embargo, ojeando más poemas, he encontrado uno que siempre me ha encantado y creo haber recitado en mi antiguo instituto en alguna ocasión:
MARIPOSA
Mariposa del aire,
qué hermosa eres,
mariposa del aire
dorada y verde.
Luz del candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
No te quieres parar,
pararte no quieres.
Mariposa del aire
dorada y verde.
Luz de candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!.
¡Quédate ahí!
Mariposa, ¿estás ahí?
Sobre su teatro, no he leído ninguna obra pero me resulta interesante Bodas de sangre.
La obra gira en torno a dos novios que van a casarse. Pero la novia el día de su boda, vuelve a sentir cosas por su exnovio... y se escapa con él. El final de la obra es pura tragedia.
Un detalle a destacar es el hecho de que tan solo el exnovio se nombra con un nombre propio: Leonardo.
Esto me encanta en los libros. Solo lo había visto en Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, y me gusta mucho porque me fascina el modo en que el autor puede relatar una historia sin nombrar propiamente a nadie.
A pesar de mi opinión en cuanto a parte de su poesía, Lorca es un autor destacado y digno de mencionar y leer. Os invito a celebrar su día leyendo alguna de sus obras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario